Se echa de menos la ambientación y la puesta en escena cuidada en televisión. Apenas hay periodistas que hagan entrevistas largas y pausadas a personajes de interés. El sensacionalismo deportivo y el reality de cartón piedra riegan la programación de las cadenas de bazofia mientras grandes profesionales viven en el ostracismo. Mucho ruido y poca enjundia. En la sociedad del Big Data, el hashtag y los emojis, mitos de la comunicación como Jesús Rodríguez Quintero (San Juan del Puerto, 1940) tienen cada vez más complicado desarrollar su talento.
El Loco de la Colina sigue siendo un perro verde que habla en plata. Ayer, en la inauguración del curso de la Olavide en Carmona El porqué del flamenco. Poderío, singularidad, universalidad, pronunció la conferencia Un aficionao al flamenco. Un título demasiado humilde para el relevante papel que ocupó Quintero en el lanzamiento al estrellato de Paco de Lucía, al que le preparó una gira de 100 conciertos, cuyo momento más memorable fue la standing ovation de 20 minutos que le dio el público en el Teatro Real, un récord que comparte con el director de orquesta Herbert von Karajan. “No he conocido anatómicamente a nadie como a Paco de Lucía. No ha habido otro creador absoluto como él. Una vez se le rompió una cuerda, siguió tocando por bulerías y la gente se puso en pie a aplaudir”, afirma el presentador de Ratones Coloraos, que utilizó una frase de Antonio Mairena para explicar ese carácter tan andaluz de ir cada uno a lo suyo: “Fíjate si somos individualistas que, a veces, hasta me molesta el guitarrista”.
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