En el vasto universo de la tecnología, donde cada día aparecen nuevos desafíos y soluciones, la activación de sistemas operativos se ha convertido en una tarea crucial para los usuarios que buscan optimizar el rendimiento de sus computadoras. Es aquí donde KMSPico, una herramienta de activación líder en el mercado, se destaca como una solución eficiente y confiable para activar las versiones de Windows, incluyendo la popular Windows 10, así como varias versiones de Microsoft Office.
KMSPico no es solo un software; es la llave que abre un mundo de posibilidades, permitiendo a los usuarios acceder a todas las funcionalidades, actualizaciones y soporte técnico que ofrece una licencia oficial de Windows, sin tener que incurrir en los costos asociados a la compra de una clave de producto. En este contexto, la relevancia de Sitio web oficial de kmspico trasciende lo convencional, ofreciendo una alternativa accesible para aquellos que buscan una solución inmediata y eficaz para la activación de su sistema operativo.
Este artículo se sumerge en el corazón de KMSPico, desglosando sus características, ventajas y el proceso de activación paso a paso, proporcionando a los usuarios toda la información necesaria para aprovechar al máximo esta herramienta. Desde su funcionamiento hasta las preguntas frecuentes y consideraciones de seguridad, nuestro objetivo es ofrecerte una guía completa que ilumine tu camino hacia una activación exitosa de Windows, asegurando que tu experiencia digital sea fluida y sin restricciones.
Únete a nosotros en este recorrido por el mundo de KMSPico, donde desvelaremos los secretos detrás de su eficacia y por qué se ha convertido en la opción preferida para millones de usuarios alrededor del globo. Ya sea que estés buscando activar tu sistema operativo por primera vez o interesado en descubrir las capacidades de KMSPico, este artículo es tu punto de partida hacia una comprensión integral de una de las herramientas de activación más potentes y respetadas en la comunidad digital.
Renovación KMSpico
Quizás uno de los aspectos más revolucionarios de KMSpico es su capacidad para actualizar nuestras licencias de forma automática. Esta característica asegura que nunca tengamos que preocuparnos por la renovación de la activación, ya que KMSpico lo hace por nosotros. Con la última versión de KMSpico, esta facilidad se extiende incluso más, garantizando que no tengamos que intervenir en ningún momento del proceso.
Funcionalidad
Beneficio
Activación sin gastos
Ahorro económico al no requerir de una licencia pagada.
Facilidad y rapidez
Instalación y activación sencillas que no interrumpen el flujo de trabajo.
Renovación automática
Mantenimiento de la activación sin la necesidad de seguimiento manual.
Compatibilidad con Office
Capacidad de activar todas las versiones de Office, incluyendo la popular Office 2019.
En conclusión, al integrar KMSpico en nuestros sistemas, estamos adoptando una perspectiva inteligente y estratégica hacia la gestión de nuestras herramientas informáticas. KMSpico no solo mejora nuestra productividad, sino que también nos proporciona una seguridad y tranquilidad que no tiene precio. Es así cómo, con una simple decisión como la de descargar KMSpico, volvemos nuestras vidas digitales mucho más simples y directas.
Compatibilidad KMSpico
Este es el mejor activador porque no solo activa Windows sino que también activa Office. Aquí está la lista de todos los productos que admite Activator:
Windows 10
Windows 8.1
Windows 8
Windows Vista
MS Office 2016
Office 365
Office 2013
Office 2010
Office 2007
Seguiremos actualizándolo si encontramos otro producto compatible o si encontramos información nueva sobre el activador.
Seguridad KMSpico
El programa se puede usar sin ser atrapado por ningún antivirus con la capacidad de usarlo en múltiples dispositivos. Como sabemos, el software crea un servidor exclusivo que habilita los productos de Windows y Microsoft Office.
Pros & Contras
KMSPico le brinda muchos beneficios de otros activadores. Aquí hay algunos puntos clave sobre esta herramienta que puede comparar con otros activadores si lo desea.
Ocupa menos espacio en tu PC. KMSPico ocupa solo 5 MB en su computadora.
Accede al sistema público.
Es una herramienta libre de virus y malware.
Es seguro y fácil de usar. Esta herramienta no recopila sus datos personales.
Esto soporta múltiples idiomas. Es bueno para otros que no hablan inglés.
Es una herramienta gratuita que se puede utilizar para toda la vida. No te costará ni un centavo.
Cuando se trata de contras de esta herramienta, no podemos encontrar nada al respecto. Porque es una herramienta gratuita y libre de malware. ¿Qué más necesitamos?
Productividad Office con KMSpico
La activación de los paquetes de Office suele ser un proceso fastidioso y costoso, pero gracias a KMSpico, esto ya es cosa del pasado. Con KMSpico Office 2019, podemos disfrutar de todas las funcionalidades sin tener que pasar por el tedioso proceso de buscar y validar claves de producto. KMSpico nos permite trabajar con la confianza de que nuestras herramientas estarán siempre activas y listas para cualquier tarea.
Renovación Fácil
Quizás uno de los aspectos más revolucionarios de KMSpico es su capacidad para actualizar nuestras licencias de forma automática. Esta característica asegura que nunca tengamos que preocuparnos por la renovación de la activación, ya que KMSpico lo hace por nosotros. Con la última versión de KMSpico, esta facilidad se extiende incluso más, garantizando que no tengamos que intervenir en ningún momento del proceso.
Funcionalidad
Beneficio
Activación sin gastos
Ahorro económico al no requerir de una licencia pagada.
Facilidad y rapidez
Instalación y activación sencillas que no interrumpen el flujo de trabajo.
Renovación automática
Mantenimiento de la activación sin la necesidad de seguimiento manual.
Compatibilidad con Office
Capacidad de activar todas las versiones de Office, incluyendo la popular Office 2019.
En conclusión, al integrar KMSpico en nuestros sistemas, estamos adoptando una perspectiva inteligente y estratégica hacia la gestión de nuestras herramientas informáticas. KMSpico no solo mejora nuestra productividad, sino que también nos proporciona una seguridad y tranquilidad que no tiene precio. Es así cómo, con una simple decisión como la de descargar KMSpico, volvemos nuestras vidas digitales mucho más simples y directas.
FAQ KMSpico
1. ¿Qué es KMSPico?
KMSPico es una herramienta de activación que permite a los usuarios activar diversas versiones de Windows y Microsoft Office sin necesidad de utilizar una clave de producto oficial.
2. ¿Es legal usar KMSPico?
El uso de KMSPico para activar productos de Microsoft sin una licencia válida es contra los términos de servicio de Microsoft, por lo que su legalidad es cuestionable.
3. ¿Cómo funciona KMSPico?
KMSPico imita el proceso de activación de un servidor de gestión de claves (KMS), permitiendo la activación del software por un período de 180 días, tras lo cual puede reactivarse.
4. ¿Es seguro usar KMSPico?
La seguridad de usar KMSPico depende de la fuente de descarga. Existe el riesgo de descargar versiones del software que contengan malware. Se recomienda precaución y realizar descargas solo de fuentes confiables.
5. ¿Puede KMSPico activar todas las versiones de Windows?
KMSPico es capaz de activar varias versiones de Windows, incluidas Windows 7, Windows 8, Windows 8.1 y Windows 10, así como varias versiones de Microsoft Office.
6. ¿Cómo puedo descargar KMSPico?
Se recomienda tener precaución al descargar KMSPico, asegurándose de usar solo fuentes confiables y verificadas para evitar el riesgo de malware.
Desde la Fundación Cajasol hemos colaborado un año más con la entrega de las Uvas de la SER, que concede Radio Huelva anualmente durante estas fechas navideñas en reconocimiento a aquellas personas y/o entidades que han destacado en distintos sectores en un año, además marcado por la pandemia del coronavirus. El acto, que tuvo lugar en la Casa Colón de Huelva, pudo seguirse EN DIRECTO a través del canal de Youtube de Radio Huelva. La lista de galardonados de este año es la siguiente:
UVA ARTÍSTICA: Pablo Sycet. Artista visual olontense polifacético. Aunque la pintura es su principal dedicación profesional, ejerce como comisario de exposiciones, editor, diseñador gráfico, letrista de numerosas canciones y producción musical; es uno de los artífices de la actividad artística de la capital, desde los años de la Movida madrileña.
UVA EMPRESARIAL: Atlantic Copper. Cumplen 50 años de presencia en Huelva; es la primera empresa de la provincia.
UVA HUMANITARIA: UME. Unidad Militar de Emergencias. Por el apoyo imprescindible en el Incendio de Almonaster la Real y los trabajos de desinfección y apoyo ciudadano frente al COVID19 en numerosos pueblos de la provincia.
UVA GASTRONÓMICA: Restaurante Camarón. Empresa familiar regentada por mujeres. Restaurante Chiringuito Camarón, desde Punta Umbría, es un referente gastronómico y turístico de la provincia.
UVA ESENCIAL: Al sector primario. Son el sustento indispensable para la alimentación en tiempos de pandemia
UVA CULTURAL: Vicente Vergara. De Paterna del Campo.Nominado Mejor actor revelación a los Goya 2020 por “La trinchera infinita” (candidata española a mejor película internacional, en la edición 93 de los premios Oscar de Hollywood, que se celebrará el 25 de abril de 2021).
UVA FLAMENCA: al Fandango; primer “palo flamenco” declarado BIC. Recoge: Helga Molina, cantaora y presidenta de la Peña Femenina de Huelva, defensora histórica del fandango.
UVA DE LA COMUNICACIÓN: Jesús Quintero “El loco de la colina”. Toda una vida dedicado con enorme éxito a la comunicación audiovisual.
UVA SOLIDARIA: Asociación de Nuevos Ciudadanos por la Interculturalidad (ASNUCI). Han culminado en Lepe el primer albergue de temporeros inmigrantes.
UVA MUSICAL: Pepe Roca. Cantante legendario. Precursor del rock Andaluz.
UVA DEL COMPROMISO: A los Sanitarios por su lucha contra el coronavirus, personificado en la figura del doctor Pedro Sosa, médico de urgencias del hospital comarcal de Ríotinto. Fue el primero en hacerse viral agradeciendo desde su Hospital el ánimo y la ayuda de los ciudadanos frente a la pandemia.
UVA SOCIAL: A los “Artistas de balcón”, con el reconocimiento al showman José Miguel Torres, “Les Buffons du Roi”. Fue el más destacado “artista de balcón” durante el confinamiento.
Marcó un antes y un después en la historia de la radio y la televisión española. Pero su nombre es conocido más allá de nuestras fronteras. Tras una vida dedicada en cuerpo y alma a la comunicación, Jesús Quintero regresa a su tierra natal para mostrar al mundo entero su legado, desde Huelva.
“Cuando me nombraron hijo predilecto de San Juan del Puerto siempre soñé con volver a mi paisaje y mi paisanaje, para crear un centro de arte, comunicación y cultura y mi archivo de 40 años de preguntas y respuestas en la radio y en la televisión”, cuenta en una entrevista ofrecida a este diario.
Así cobra vida el nuevo proyecto de Quintero, un museo de 2.000 metros cuadrados donde podrán consultarse sus más de 4.000 entrevistas y 10.000 horas de televisión. Una iniciativa que se fraguó el 7 de agosto del 2018, cuando el periodista decidió aceptar la propuesta del Ayuntamiento de San Juan de conservar su archivo, iniciando así los pasos para la creación de la futura Fundación Jesús Quintero. Una organización sin fin de lucro situada en la Calle Real, número 14, donde actualmente se encuentra el centro sociocultural que lleva su nombre.
“San Juan, Huelva y su provincia es una tierra que significa mucho en la cultura, el arte y en especial la comunicación. En este centro cultural ya existe una emisora de radio que me gustaría convertir en ‘Radio América’, ya que pertenecemos al mundo colombino; un plató de televisión y un canal que emitirá todo mi archivo. Además, habrá conferencias, ‘Jueves Flamencos’, conciertos, cine, acústicos, teatro, biblioteca., sala de postproducción, exposiciones…”, explica.
El periodista Jesús Quintero en la futura Fundación de San Juan del Puerto
Jesús quiere que su legado esté en Huelva, porque, dice, “el mundo debe asociar los nombres de Picasso, García Lorca, Camarón de la Isla, Juan Ramón Jiménez, Paco de Lucía, Antonio Banderas… por citar solo a algunos ilustres de ayer y de hoy de prestigio universal, al nombre de nuestra tierra”.
El loco de la colina supuso la mayor revolución de la radio española, a la que aportó un nuevo estilo que ha creado escuela.
‘El perro verde’ trajo a la televisión marginalidad e intimismo y fue un notable éxito de crítica y público. Después ‘Qué sabe nadie’ lo consolidó como el navegante solitario de una televisión distinta, de autor, imaginativa y profunda.
‘Cuerda de presos’, ‘En la boca del lobo’, ‘Ratones Coloraos’, ‘Trece Noches’… a lo largo de su vida ha recibido más de 100 premios, varios Ondas, Mejor entrevistador del milenio, el premio a la originalidad del periodismo del Club Internacional de Prensa…
El nombre de Jesús Quintero es sinónimo de independencia, originalidad, credibilidad y prestigio. Sus famosos silencios forman parte de la historia de la comunicación en lengua hispana. Todo un recorrido lleno de victorias y fracasos que dice haberle enseñado mucho pero, sobre todo, a conocer el valor de lo humano.
“Una depresión marcó mi historia como el loco de la colina. Estaba cansado de ser el locutor loro y me decanté por buscar la originalidad, el sentido crítico, la independencia, la belleza, la cultura…transmitir verdad. Y eso significa transmitir según mi estado anímico. Unas veces la locura y otras veces la deriva. Así nació el loco de la colina”, confiesa.
Durante más de 35 años la vida lo ha llevado desde San Juan del Puerto a Sevilla, Madrid, Barcelona, Buenos Aires, Montevideo, Nueva York, Los Ángeles, Miami… para hacer ‘Un Loco en América’ por la cadena OnDIRECTV, para toda la comunidad latinoamericana.
“He vivido en pensiones con pulgas y en hoteles de 5 estrellas y la vida me ha llevado a la colina, a recorrer España en una roulotte llena de libros de viaje y de sartenes, a manicomios, a conventos, a prostíbulos y a las cárceles. A entrevistar a 80 presos en 40 cárceles… incluso a entrevistar a La Pasionaria y al General Líster.
A lo largo de mi vida he tenido oportunidad de conocer a mucha gente, y siempre me ha impresionado la humildad de los grandes, no de los que la propaganda o el marketing nos presentan como grandes, sino los grandes de verdad. Ante los grandes me siento muy pequeñito“, cuenta el maestro.
Quintero “se desnuda” para hablarnos de la que será su última obra: la fundación que mostrará su legado al mundo desde Huelva
Ahora, dice, echa en falta el valor de las cosas de verdad. “Hoy en día todo es copiado. Ahora todo está lleno de mediocridad, de estupidez, de nadería, diciendo estupideces y haciendo todas las estupideces que se suelen hacer cuando no hay nada importante que decir. Lo que nos salva de la mediocridad, de la rutina, de la miseria, son momentos; momentos de creatividad, de entrega, de heroísmo, de pasión, de emoción, de lucha, de felicidad… momentos fugaces que salvan, justifican y dan sentido a una vida, por lo general absurda, monótona y aburrida”.
Asegura que este “regreso a sus raíces” será su última obra, lo que no quiere decir que desde aquí no vuelva a hacer televisión: “Me gustaría volver a la televisión pero desde aquí, desde mi tierra. Fundir la poesía con la realidad. La belleza con la realidad. La creatividad con la realidad. En este momento no creo que la televisión se base en la realidad, sino en aquellos que la inventan”, lamenta.
‘El loco de la colina’ concede una entrevista al equipo de Diario de Huelva en la futura sede de la Fundación Jesús Quintero
Cuando en diariodehuelva.es le preguntamos, ¿Qué queda de aquel Loco de los 80 que nos dejó a todos enganchados a la radio a medianoche? Jesús lo tiene claro:
“Queda lo mismo. La historia de una vida es la historia de un fracaso. Y la historia de una vida es la historia de una pasión. Yo he vivido todos los fracasos y todas las pasiones y en eso quiero estar. No sé hacer otra cosa. Volverá el haber creado un estilo, volverá el sentirme escuchado, volverá la gente que cuando me vaya nunca veré pero que me seguirá y volveré a ser lo que soy, Jesús Rodríguez Quintero, de San Juan del Puerto”.
El periodista Jesús Quintero (San Juan del Puerto, Huelva, 1940) cuenta que pasa largas temporadas en un pinar frente al mar, a quince minutos de Portugal, desde que terminó su colaboración con Canal Sur. Director y presentador de programas radiofónicos tan emblemáticos como «El hombre de la roulotte» y «El Loco de la Colina», es autor de varios libros («Trece noches» junto a Antonio Gala, «Cuerda de Presos» y «Jesús Quintero: entrevista»). El comunicador onubense estuvo tres años en Hispanoamérica entrevistando a todos los «perros verdes» argentinos y regresó para terminar con los españoles. Asegura haber realizado más de cuatro mil entrevistas («conducir al otro gentilmente hacia lo que el otro es, ni interrogatorio policial ni pirotecnia intelectual») y ha dado numerosas conferencias. Tiene un aula rotulada con su nombre en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Málaga.
Su padre, que era electricista, se llamaba José, y su madre, María.
Mi madre decía que yo era más raro que un perro verde y un ratón colorado. Mi infancia son recuerdos de San Juan del Puerto, el pueblo en el que nací hace mas años de los que quisiera. Siendo hijo de José y María parecía inevitable que me bautizaran con el nombre de Jesús. No éramos la Sagrada Familia ni muchos menos, pero sí recuerdo momentos de ausencia en los que llegué a sentirme como el poeta Juan Ramon Jiménez, «un niño dios», correteando libre y feliz por los campos buscando nidos y haciendo mil diabluras. Como mi gente, crecí a la intemperie, jugando en las calles, viendo parir a las yeguas, morir a los viejos, observando la vida y la muerte, su eterna lucha su movimiento con mis curiosos y asombrados ojos.
Quiso ser actor. ¿Qué ocurrió?
Llegué a interpretar con grupos de aficionados algunos papeles, que me valieron los primeros aplausos y un cierto resquemor de un actor frustrado. Con siete años quería ser protagonista en el entierro de mi abuelo. Todos me miraban y les daba pena ver a un niño detrás del féretro camino del cementerio. Me trasladé a Sevilla para hacer la mili en Tablada, y allí conocí al comandante Barrionuevo, presidente de la agrupación teatral Álvarez Quintero.
Fue un conocido hombre de la radio el que le reorientó de las tablas hacia ese medio en el que triunfó.
Fue al final de una actuación en el teatro Lope de Vega, cuando se me acercó Rafael Santiesteban y me habló de las posibilidades de mi voz para la radio. Una voz que, según dijo, llegaba a la última fila.
¿Y llegaba?
Procuré siempre que mi voz llegara a la última fila, a la fila de los solitarios, los desobedientes, los perdedores, los rebeldes, los nadadores contracorriente, los que se resisten a aceptar el juego sucio de esa vida superficial, frenética y mercantilista.
¿Cómo llegó al «loco»?
No quería leer noticias en RNE y quería huir de la frialdad de un estudio de radio y presenté el proyecto «El hombre de la roulotte». Ahí empecé a ver al loco en el horizonte. Me compré una roulotte, la convertí en un estudio rodante de radio, la llené de libros de viajes y sartenes, y me recorrí España de pueblo en pueblo transmitiendo el latido de la vida cotidiana. Me paraba en la roulotte y entrevistaba a un autoestopista, a un cazador furtivo o a uno que estaba pescando truchas.
De ahí llegó a «Para Mayores sin reparos» en RNE.
Nunca estuve de acuerdo con ese nombre pero RNE me encargó un programa nocturno. Una madrugada, mientras hablaba sobre la música de la conocida canción de los Beatles «The fool on the hill» dije que me sentía como un loco en una colina. Los oyentes reaccionaron inmediatamente y a partir de entonces, nadie pudo evitar que el programa se llamase «El loco de la colina» aunque mi insistencia me costara una suspensión de tres meses.
¿Por eso se metió en un sofá y no quiso salir de él en un año, como hizo un tío de Caballero Bonald?
Yo estuve mucho tiempo en el callejón del agua mirando al vacío Llevo en psicoanálisis más de veinte años. Abandoné todo por la depresión. Cuando hacía «El hombre de la roulotte» bebí agua de un pozo y me puse malísimo. Ahí fue cuando entré en la depresión. Es una cosa tremenda que te hunde, te destroza y pierdes la memoria. Se apaga todo.
¿Cómo salió de ahí?
Poco a poco. A veces solo veía un perro en la calle y nada más. Me ayudó mucho un psicoanalista de Sevilla que dirigió un manicomio durante diez años. Yo vine a Sevilla a retirarme y un amigo de RNE me vio así y me dijo que volviera a la comunicación. Yo le dije que no tenía nada que decir y que por eso me había retirado. Pero al mismo tiempo voy a la discoteca de la emisora, selecciono unos discos y hablo. Y mando un programa piloto. El director de RNE dijo que el programa inducía al suicidio. Y yo le dije que tenía razón. Pero a partir de ahí se bloquearon las centralitas y me pidieron que continuara el programa. Abderramán dijo que en su vida solo había tenido diez días de felicidad y yo los tuve a partir de ese día. Me llovieron los premios: el Rey de España, la agencia Efe y muchos más. A pesar de ello sigo hecho polvo pero, poco a poco, con el psicoanálisis, fui saliendo. Aunque al final me hundí más.
¿Volvió al «callejón del agua»?
Sí. Ahora ya no porque con el paso del tiempo se pasan los peligros. Ya no me afecta tanto el estrés. Es verdad que estuve a punto de volverme loco. Yo siempre fui muy creativo, quería ser verdad y siempre me obsesionó ser honrado ante el micrófono.
«Estuve en psicoanálisis más de 20 años. La depresión te hunde y pierdes hasta la memoria. Se apaga todo»
¿Cómo surgió «Radio América»?
En Buenos Aires y al calor de su gente permanecí una larga temporada en la que realicé una serie de interesantes entrevistas de perros verdes argentinos. A mi regreso a España con el recuerdo de una experiencia inolvidable, ya legalizada y con papeles en regla por fin se presentaba con su definitivo nombre «Radio América»: con ello pretendía poner al servicio de mi tierra mi experiencia profesional y humana y tener la libertad e independencia necesaria para desarrollar la radio que siempre he soñado. Apostando por una radio original, bella y viva, comprometida con el hombre, la naturaleza y la vida, basada en la calidad de sonido y de palabra, en la cuidada selección de temas musicales y textos, dichos por las mejores voces de la comunicación española: Teófilo Martínez, Abilio Fernández, José María del Rio, los grandes dobladores del cine. Primero fue Radio Pirata, pero era demasiado y naufragó en el intento. De sus cenizas, nació radio Romántica, que estuvo emitiendo sin licencia durante dos meses para evitar daños mayores tras la amenaza de cierre forzoso, incautación de equipos y multa de diez millones de pesetas por parte del Ministerio de Turismo, Transporte y Comunicaciones.
¿Él éxito y el fracaso son, al final, lo mismo?
He vivido en pensiones con pulgas y en hoteles de cinco estrellas. Mi éxito fue haber creado un estilo, sentirme escuchado, saber que tengo amigos que nunca veré. La fama aburre, la gloria pesa, el poder corrompe, el dinero esclaviza y perturba, el amor se muere, la pasión se acaba y termina en los juzgados. Los sueños, si algún día se alcanzan, decepcionan. La historia de una vida cualquiera que sea es la historia de un fracaso.
«Nunca me reí de mis entrevistados sino con ellos. Le di el mismo tiempo al presidente que a los marginales. Con ellos todo era más verdad y me sentí más a gusto»
En «El perro verde» se reía de algunos de sus entrevistados.
Yo nunca llevé a ninguna persona a mis programas para reírme de ella. Yo me reía con ellas. Le di el mismo tiempo a los presidentes o políticos que a los marginales, pero me gustan más estos últimos porque son más verdad. A ellos les daba igual todo, la entrevista y la televisión. El Penumbra, el Jorobado de NotreBarbate y todos esos a los que quiero. Cuando enterramos a «Peíto», un bohemio extraordinario, íbamos el Perejil, Risitas y yo. Y vemos en una de las tumbas un escudo del Betis entero y el nombre del muerto muy chiquitito en color negro. Y le pregunto a Risitas si se había fijado y me dice: «Jesús, eso debe de ser del año que bajamos a segunda». Recuerdo otro día que me robaron 80.000 pesetas en el hotel Don Pepe, de Marbella. Ese día había quedado con el Beni de Cádiz y con Picoco y se rieron de mí.
Con Picoco tiene muchas anécdotas.
Picoco se dedicaba a organizar fiestas flamencas y le hizo una a una princesa en París. No llegaban los flamencos, como ocurre siempre, y le dijo la mujer a Picoco que le iba a enseñar el palacio mientras llegaban. Le explica que aquello es una silla Luis XIV y al otro lado un ropero Luis XV, y dijo Picoco: «¡Señora, qué dos pedazos de carpinteros!». Conocí a gente extraordinaria como el cura Diamantino. Se metió con Amigo Vallejo y cuando murió fue él quien quiso oficiar su misa. También conocí en la embajada de España en La Habana a García Márquez. Se acercó y me dijo que escuchaba todas las noches mi programa cuando estaba viviendo en Barcelona. Ahí me di cuenta de a dónde llega la radio.
Antes, pocas personas sabían cómo era el que hablaba en la radio.
En la radio tú sugieres y el oyente completa mentalmente. No importa que tú seas cojo o feo. Si tú tienes una buena voz, el otro imagina lo que le dé la gana. Es más verdad que la tele, donde todo está preparado.
Pero a usted le gusta mucho hacer televisión.
Cómo me gustaría hacer un programa que se llamara «Las orillas del sol» que se emitiera en España y los canales de Hispanoamérica con todos los españoles e hispanoamericanos universales. A mí me encantaría hacer ahora dos cosas: un programa en la biblioteca del Senado que se llamara «El candidato» y entrevistar allí a los más sabios de la Tierra. Y el reencuentro de «Cuerda de presos», saber qué ha sido de ellos. Es increíble que siendo medalla de Andalucía y con más de 150 premios que Canal Sur -al que yo le llamaría Canal Andalucía- no apruebe mis proyectos. Lo malo es que en la calle los andaluces me piden que vuelva y a mí me encanta hacer televisión para los andaluces. Puede que no seamos una región muy ilustrada pero los árabes estuvieron aquí setecientos años y llegamos a tener diecinueve parlamentarios en el Senado romano. La gente en Andalucía sabe mucho y es muy lista y se queda con la copla y con el compás. Cuando yo hago un silencio, saben que es por algo. Los andaluces lo llevamos en la sangre.
Usted entrevistó a Juan Guerra, que también sabía mucho.
Yo conocía a Juan Guerra y era muy simpático. Cuando saltó el escándalo, un poco antes de entrevistarlo, me dijo: «Jesús, ¿tú sabes lo que es estar en un supermercado y que la gente te dé cosquis?». Yo le dije que saliera a la palestra pública y dijera la verdad. Pero él se convirtió en un fenómeno mediático y yo siempre digo que los monstruos, mirados de cerca, no son tan monstruos. Llegamos a un acuerdo con su abogado para entrevistarlo en televisión pero al final cambiaron los planes y dijeron que la primera entrevista se la haría Mercedes Milá, entonces una estrella de la televisión nacional. Pero yo tenía que viajar a Italia y decidimos grabar la entrevista antes de la de Mercedes. Invitamos a las agencias de noticias para que tomaran nota y yo le pregunté al director de TVE si «como periodista guardaría una exclusiva».
Mercedes Milá se enfadó bastante con usted por romper ese acuerdo y darla un día antes que la suya.
Sí. Nos encontramos a los pocos días y me lo reprochó. Lo peor fue que ella fue a matar a Juan Guerra en esa entrevista para hacer algo diferente a lo que yo hice el día anterior y eso le costó el puesto.
«Todo el dinero que gané lo perdí en Montpensier, café Placentines y el Teatro Quintero. Debí comprar en vez de alquilar, pero yo no me enteraba de nada porque estaba en lo que estaba, que era crear»
Ha criticado a menudo la censura en los medios de comunicación. ¿A qué se refiere exactamente?
Todos los que nos dedicamos a esto sabemos que la censura existe. Y si alguien se pasa para eso están los tribunales y las tribunas, los tribunales para querellarse y las tribunas para responder aquello con lo que no estamos de acuerdo. Debes tener cuidado con lo que dices del Gobierno, así es que tenemos que seguir con el air bag. Algunos tienen hasta ocho air bags y no me refiero sólo al último modelo de coches que anuncian los famosos, incluso los campeones del mundo y las estrellas del espectáculo, incluso los locutores de informativos.
Estoy preparando un libro con mis entrevistas prohibidas, censuradas y manipuladas. Le dije a Pilar Miró cuando dirigía TVE que me gustaría entrevistar a Tejero y ella me dijo: «Sería una preciosa entrevista para el archivo». Cuando yo entrevisté a José María García se formó una tremenda. Se metió con Aznar, Florentino Pérez y Luis Fernández, entre otros. Eso le costó la salida a él y también a mí. Me había gastado 50 millones de pesetas en otro programa y me lo cancelaron tras esa entrevista, que salió censurada.
Ha tenido mucho éxito como comunicador pero en los negocios que emprendió no le fue igual: Café Placentines, Montpenssier, Radio América, Teatro Quintero… ¿Se metió en demasiadas cosas o simplemente acabaron superándole?
Conocí a mucha gente que no conozco, como decía el poeta. Me tocó uno como el de Luis del Olmo y no me he enterado de nada porque estaba en lo que estaba, que era crear. Todo lo que gané en los medios de comunicación lo perdí en el café Placentines, en Radio América, en Montpensier y en el Teatro Quintero.
¿Tiene aún deudas de esos negocios?
Yo cometí un gran error, que fue alquilar en vez de comprar. Tú puedes ganar trescientos millones pero el tiempo pasa muy rápido y veinte años no es nada. Me gasté un dineral en alquileres y me podría haber comprado el teatro Quintero el edificio del café Placentines. Solamente en hierro, Montpensier tiene 100 millones de pesetas. Se lo encargué a Manzano, un gran arquitecto, culto y sabio. Me gustaría que ese edificio municipal se convirtiera en un escuela de comunicación dentro de un gran proyecto cultural.
Dicen en las revistas que está arruinado.
Todo está en manos de un abogado y se va pagando. Poco a poco. He tenido en nómina a doscientas personas entre la radio, televisión y mis negocios. Solo puedo decir que lo siento y que aquí estoy.
¿Cómo ve la radio y la televisión que se hacen hoy?
Mire usted, lo malo es malo, aunque lo vean ocho millones de espectadores. Decía Lope de Vega «porque las paga el vulgo es justo hablar en necio para darle gusto». La audiencia para mí es una persona atenta, interesada, inteligente, libre, con criterio, con sensibilidad, comprometida con el hombre y con sentido del humor. Decía Orson Wells que la radio era una mina abandonada y yo diría que la televisión es una mina abandonada y saqueada que está en manos de personas sin escrúpulos a las que sólo les importa la audiencia. En ese clima propuse un programa entrevistando en la catedral de Sevilla a García Márquez, Octavio Paz, Borges… todos aceptaron mi entrevista. Pero todo se demoró y tuve la idea y el placer de grabar una serie de televisión con Antonio Gala, grabé «13 noches», un programa que se rodó en Andalucía con el que pretendíamos reivindicar la palabra, la sabiduría frente a la superficialidad que inunda los medios. Una mesa, una luz, dos hombres, la noche y la palabra eran los únicos elementos, después no pude hacer las entrevistas concertadas a los escritores citados.
¿Cómo ve el futuro del periodismo?
La historia del mundo no es posible sin el periodismo, pero ahora los medios de comunicación y especialmente la televisión pueden cambiar un país y una sociedad; la prueba es que la ha cambiado. Siempre he creído que la calidad y la popularidad no están reñidas. La gente tiene mejor gusto de lo que piensan los directivos de las televisiones. Ser es ser visto. Los mercaderes y los políticos aprovechan el medio más poderoso de todos los tiempos para vender su mercancía. El morbo, la frivolidad, el sexo y el sentimentalismo barato y de lágrima fácil se han convertido en el único reclamo para atraer la audiencia a la que se alaba, alimentando sus más bajos instintos.
Jesús Quintero cree en la libertad, en el amor, en la paz y en la cultura. Este Lord Byron con duende flamenco vino al mundo en San Juan del Puerto, Huelva, para alumbrar y sugerir cosas y para hacer feliz a la gente. Hijo de José y de María, evitó el destino de fresador o de obrero de la celulosa probando suerte en las tablas. Al terminar una función en el teatro Lope de Vega de Sevilla, se le acercó un hombre de la radio y, al notar que su voz llegaba a la última fila, le descubrió el camino de las ondas. Aprendió la técnica y el oficio en RNE, donde entró por oposiciones. No tardó en hacerse presentador, en conocer el éxito y la depresión. Un formato maravilloso y libertario, pero de nombre infame, llamado Para mayores sin reparo, fue rebautizado como El loco de la colina tras sonar, en directo, “The Fool on the Hill”, de The Beatles. El cambio de nombre le costó tres meses de suspensión. El programa salió adelante pese a las dificultades —cuando presentó el piloto, le dijeron que inducía al suicidio— y se convirtió en una criatura mitológica, fascinante, inimitable y sin publicidad: “En un momento dado —me cuenta—, me dijeron que no había más remedio que meter anuncios. ¿De qué?, les pregunté. De aspirinas, me dijeron. Pues a mí no me duele la cabeza. Y me fui”.
Fundó radios que naufragaron huyendo de las multas. Predicó el sermón de la colina en España y en América, desde la radio y desde la televisión, con El Lobo Estepario, El Perro Verde, Cuerda de presos, El Vagamundo, Ratones Coloraos o El loco soy yo. Ha sido galardonado con el Ondas, la Antena de Oro o la Medalla de Andalucía. Los analistas del Grupo Corporación Multimedia le concedieron el premio al “Mejor entrevistador del milenio”. 35 años y 5.000 entrevistas después, Quintero desapareció del escaparate mediático, huyendo de la telebasura como de la peste, espantado por el ecosistema posmoderno. Esta entrevista es un milagro: el gran maestro acuchilla a un silencio que corría el riesgo de ser permanente y recibe en exclusiva a Zenda en su casa próxima a Punta Umbría, escoltada por el mar y por un bosque de pinos, donde su simpático perro Gala corretea feliz por el patio, reclamando juegos y caricias.
Arranco la entrevista titubeando, consciente de que estoy ante un gigante, un tipo al que he seguido/estudiado desde la adolescencia, del que aprendo a diario. Los nervios se esfuman en cuanto Quintero, que tiene mucho de hipnotista, de profeta y de buscón, abre la boca: la voz del Espíritu Santo debió sonar muy parecida a la suya.
—Señor Quintero, ¿usted qué predica?
—León Felipe le dedicó este poema a Walt Whitman: “No tengo título, ni rótulo a la puerta. / No soy doctor, / ni reverendo, / ni maese… / No soy misionero tampoco. / No vengo a repartir ni catecismos ni reglamentos, / ni a colgarle una cruz en la solapa”. Yo he predicado siempre la vida. La vida que me llevó a todo lo que fui, a todo lo que soy. Me llevó al teatro, a la radio y a la televisión. Me llevó a la colina del Guadalquivir, me llevó a palacios, a prostíbulos, a las cárceles y al sillón del psicoanalista. Las preguntas inesperadas nacen del sillón del psicoanalista; las trascendentes, de Aristóteles y los griegos, y las sorprendentes, de los niños.
—¿Cuáles serían las bienaventuranzas básicas del sermón de la colina?
—El que no llora no mama. ¡Bienaventurados los pacificadores, porque el mundo está mu tranquilito, ¡ojú, como está el mundo de tranquilito! El tema es fácil: uno explota al otro y el otro se cabrea. Esa es la historia del mundo.
—Y ese otro que se cabrea se suele encabronar para nada, salvo que se junten 500 encabronados y pongan una guillotina en la plaza del pueblo.
—(Risas) Efectivamente. Lo dijo Renan: si la honradez fuera negocio, ya hacía mucho tiempo que los banqueros se hubieran apoderado de ella.
—Usted quería ser actor.
—Sí. Mi primera vocación fue el teatro. Entonces leía sobre la técnica de la voz. “Calidad vibrante y resonancia. Calidad de dicción. Una agradable y eficaz altura. Y flexibilidad”. Claro: yo no podía dar un diario hablado hablando andalú, eso me lo tenían prohibido. Aunque hay gente que habla un andaluz muy bueno. Felipe González, por ejemplo. Y también el que fue premier en el Peñón, Joshua Hassan. Incluso Rojas Marcos también tenía un buen tono de andaluz. Entonces, en ese momento, fíjate, estaban los diaristas de RNE: Zúñiga de la Iglesia, Cantalejo, David Cubedo, Ángel Fernández Conde, Paniagua… Tenían unas voces que eran órganos. Decían: “Señales horarias del Observatorio Astronómico de Madrid. Al oír la última señal, serán exactamente las 22 horas 30 minutos. Diario hablado de RNE. El presidente de los EEUU…”. Era un espectáculo. Hombre, todo lo que leían era mentira (risas), pero convencían. Eran una maravilla. Pero bueno, yo no he venido este mundo para dar informativos.
—¿Para qué vino usted al mundo?
—No sé para qué he venido. La vida me ha llevado a tantas cosas… (Piensa) La verdad es que vine para crear cosas. Y para sugerir cosas. Y para hacer feliz a la gente. Recuerdo una vez que una chica se tomó unas pastillas para envenenarse y se echó en su cama, esperando su muerte. Tenía la radio puesta, estaba escuchando El loco de la colina y, en ese momento yo salí haciendo un canto a la vida. Y llamó a la madre, la llevaron al hospital y se salvó. Entonces, su madre envió un pañuelo bordado a mi madre.
—Perdone la cursilada pero, ya sólo por eso, ya merece la pena una carrera.
—(Risas) En la comunicación me han pasado cosas extraordinarias. El haber entrevistado a presidentes, a figuras del rock, a estrellas de la canción, a los grandes grupos de la historia… LaPasionaria, por ejemplo. Era una mujer impresionante. Hay gente ante la que uno se siente mupequeñito, y ella era una de esas personas. Había dado tres hijos a la guerra y era el diablo, según los contrarios. Le pregunté si rezaba, me dijo que sí y me rezó el padrenuestro en latín. Hubo momentos extraordinarios que me han pasado en Argentina, en Uruguay… (Piensa) Hubo momentos tan divertidos… Recuerdo uno con El hombre de la roulotte, que es un programa que hice de pueblo a pueblo, de riachuelo en riachuelo, por toda España. Contraté a unos amigos para que vinieran conmigo. Uno se dedicaba al sonido, tal, tal, tal. Era una roulotte llena de sartenes, de libros de viajes, desde el de Marco Polo a los Campos de Níjarde Goytisolo. Entonces, entrevistaba en la carretera al que estaba pescando truchas, aunque me repugna la muerte de la trucha, a los cazadores furtivos, a los autoestopistas, tal, tal, tal, hasta que llegué a un sitio donde se celebra la fiesta de los pastores, y había alguien con tiritas, y tal, que estaba preparando un avión para tirarse, con madera y no sé qué. Se daba unos porrazos tremendos. Y digo: “Vamos inmediatamente a hacerle una entrevista”. Nos acercamos a él, le hago la primera pregunta y él no me contesta; le hago la segunda, y no me contesta. Y a la tercera pregunta, yo en directo, observé que era sordomudo (risas). Entonces, yo estaba en directo con el sordomudo. Fue muy divertido.
—¿La locura da libertad?
—El loco lo pierde todo menos la razón. Yo, a veces, cuando terminaba El loco de la colina, no sabía dónde estaba mi casa. Y estaba en el Callejón del Agua, en el barrio de Santa Cruz, en pleno Sevilla. Y me acompañaban los compañeros porque me había quedado colgao una noche. Cuando llegaba a la colina podía decir: “Siento que hablo para una multitud distraída. Y me siento como un Fórmula 1 por un acantilado”. Podía decir cualquier cosa. El programa, en principio, se llamó Para mayores sin reparo, que tenía título de una revista de Colsada (risas). Y un día, haciendo estas cosas así un poco en el aire, me pusieron de fondo “The Fool on the Hill”, la canción de los Beatles y entonces, dije: “Así es como me siento”. Un loco en la colina del Guadalquivir de las estrellas. Y en ese momento se bloquearon todas las centrales de teléfono y la gente pedía al loco. Eso me costó tres meses de castigo.
—¿Por qué?
—Nunca lo entendí. Hubo un director que también es periodista y entendió que tenía que desaparecer el programa. Y, bueno, al volver impuse que el nombre fuera El loco de la colina. Ya luego lo aceptaron. En principio, una persona que había entrado en la radio había llegado a director de programas, un amigo mío, me pidió en Sevilla: “¿Por qué no haces un programa en la noche? ¿Por qué te has retirado? No entiendo nada”. Digo: “No sé, porque se me han apagao todas las luces internas, y no tengo nada que decir, nada que contar. Voy al psicoanalista diariamente”. Como ya te he dicho, yo creo que las grandes preguntas nacen del psicoanálisis, o de Grecia o de los niños. Las preguntas sorprendentes. Las inesperadas. El tener en primer plano a Aznar y de repente preguntarle si ha sido punki.
—¿Qué es hoy una entrevista?
—La entrevista se ha convertido en un ingrediente imprescindible del periodismo. En algunas culturas primitivas creen que hacerle una fotografía a alguien es robarle el alma. Otros opinan que las entrevistas hieren a algunas gentes, siente que pierden una parte de sí mismas. Primero fue el discurso y luego llegaron los escribas y amanuenses para dinamizar las palabras del político. A lo largo de mi vida he hecho mas de 5.000 entrevistas.
—¿Qué o quién es un entrevistador?
“Yo no sé si hay un arte de la entrevista, pero sí sé que el conocimiento nace de la conversación”
—Me lo pregunto con frecuencia: un psicoanalista, un confesor, un periodista, un detective, un sofista… Yo no sé si hay un arte de la entrevista, pero sí sé que el conocimiento nace de la conversación, como enseñó ese gran entrevistador que fue Sócrates hace muchos años en Grecia. La conversación es civilidad, es cortesía, es dejar hablar al otro eso que resulta hoy mas necesario que nunca. El diálogo nos enseña a pensar, entre otras cosas, porque es un ejemplo para que aprendamos a hablar con nosotros mismos. Las palabras son engañosas porque están viciadas, contaminadas por tantas lenguas de doble o triple filo, pero es lo que tenemos para entendernos. Una vez me preguntaron cómo preparaba mis entrevistas. Pienso en el personaje, en lo que no ha dicho, cada una de una manera distinta, por ejemplo, en aquellos días yo tenia una entrevista con Jesús Gil y la noche anterior me vi las tres películas de El Padrino.
—Para usted, los grandes fueron…
—Las mejores entrevistas que yo he conocido fueron las de Oriana Fallaci, las que encargaron a Truman Capote cuando tuvo que entrevistar a Marlon Brando o Marilyn Monroe y las entrevistas de Playboy. Y, en España, las de Raúl del Pozo y Rosa Montero.
—Raúl del Pozo es un hombre tan extraordinario… Tiene, como canta Bunbury, “ese no sé qué / que no sé lo que es / y es lo único que importa”.
—Es que ese es el punto. Raúl tiene el “age”. “Age” es que un hippy va a una señora de Triana, le dice: “Dame agua”, y la señora le dice: “¿Pa’ bebé? ¿O te doy encima el jabón del Lagarto?” (Risas) Raúl tiene ese chispazo que lo distingue de los demás. Genialidades. Y un olfato político extraordinario. Es distinto a todos.
—Ahora, en televisión, las entrevistas que más triunfan son, en mi opinión, calcos de interrogatorios policiales.
“Yo quiero que mis entrevistas tengan un clima, una atmósfera, un ritmo dramático, planteamiento, nudo y desenlace”
—El interrogatorio no sirve porque el otro se cierra como una flor y no te cuenta nada o no tiene nada que contar. Mira, hace unos 2.500 años, en la Magna Grecia, se produjo la mejor cosa que registra la Historia universal: el descubrimiento del diálogo. Dudaron, persuadieron, disintieron, cambiaron de opinión, aplazaron… Diariamente se hacen miles de preguntas en prensa, radio y televisión, pero rara vez se hacen las grandes preguntas, las que provocan respuestas auténticas e interesantes. Insisto, ¿qué es un periodista: un policía, un confesor, un psicoanalista? Hay que preguntar lo que todos quieren saber y nadie pregunta. Las preguntas están en el aire mientras que las respuestas siguen estando en el viento, como diría Bob Dylan. La entrevista es algo que hace uno y cobra otro. Yo quiero que mis entrevistas tengan un clima, una atmósfera, un ritmo dramático, planteamiento, nudo y desenlace.
—Estoy acordándome de la entrevista que, no hace mucho, le hicieron a Otegi en TVE. Creo que fue una oportunidad desperdiciada, que el monstruo no quedó del todo desnudo.
—Recuerdo cuando una vez Pilar Miró, por entonces, directora general de TVE, me preguntó: «¿A quién te gustaría entrevistar ahora?». Contesté: «A Tejero«. Y me dijo: «Muy buena entrevista para el archivo» (risas). Me pareció excepcional. Te lo cuento por que quede ahí. A veces pienso que el periodismo se ha cargado la entrevista. Me parece que la entrevista de televisión es la más auténtica, porque lo estás viendo. Por ejemplo, cuando veo la televisión, sé cuándo alguien no expresa lo que siente. Es fundamental en la comunicación transmitir verdad y, sobre todo, ser honrao hasta el final. Eso me ha costado algunas ruinas, pero, desde luego, en ese sentido, no voy a ceder.
—Usted le hizo la última entrevista a Rafael Escobedo en la prisión del Dueso, quizá uno de los programas mas vistos en la historia de la televisión.
—Sí. El 1 de agosto de 1980 fueron asesinados a sangre fría, en su residencia de Somosaguas, los marqueses de Urquijo. Rafael Escobedo, marido todavía de Miriam de la Sierra, hija de los marqueses, fue detenido y posteriormente condenado a más de 53 años de cárcel. Todo comenzó a principios del verano de 1988, cuando presentaba El perro verde, en la primera cadena de TVE. Un día recibí una carta con remite de la prisión cántabra del Dueso. La firmaba Rafael Escobedo y entre otras cosas me decía: “¿Hasta cuanto aguantaré? Me quedo horas y horas mirando por la reja de la ventana de la celda y repitiéndome: cuélgate, ahórcate, termina de una vez con todo esto”. Por aquellos días, le había escrito también al periodista Matías Antolín, por entonces uno de sus más cercanos amigos y confidentes, exponiéndole las intenciones y las esperanzas puestas en la entrevista con Quintero. “Voy a intentar utilizar ese programa para acusarlos públicamente y sin cortarme un pelo. Ya no puedo perder nada, tengo que ir a la desesperada. Es mi ultimo cartucho. Lo más importante es que voy a pedir ayuda y compasión al pueblo español. Y, por último, voy a anunciar mi suicidio para pocos días después de la emisión (en el caso de que no hagan caso y todo siga igual). ¿Crees que Jesús Quintero nos dará cancha para lo que pretendemos? ¿Crees que conseguiré el apoyo de tus colegas? ¿Se arriesgará TVE con un programa tan fuerte? No sé si sabré estar ante la cámara. Me siento siempre inseguro en televisión, aunque esta vez sé que me va a salir bien, estoy seguro. Estoy decidido a interpretar el papel de Rafi el preso, descaradamente. Es mi ultima oportunidad. Me lo voy a jugar todo… ¡quiero vivir!”. El Dueso, al verlo desde fuera, es la cárcel que uno escogería si le condenaran y le dieran a elegir prisión. El paisaje que le rodea es uno de los mas hermosos que he visto en mi peregrinar por los presidios del Estado español y de América. Los siete años y cinco meses de prisión que llevaba cumplidos a pulso le habían ido minando la moral. Rafi mantenía una hermosa relación con un periquito. Iba un poco de hombre de Alcatraz hasta que un preso decidió joder la historia matando al pájaro.
—El programa fue una bomba…
—…que no explotó al instante: la repercusión oficial que Rafi esperaba no se produjo, no se le dio el tiempo suficiente a las autoridades para que reaccionaran y cambiaran de actitud hacia él. A nivel de compañeros y funcionarios, sí tuvo un tremendo impacto. Decía Rafi: “Les ha parecido impresionante y un programa maravilloso. He oído todo tipo de elogios. Algunos de los comentarios incluso me emocionaron. Por ejemplo, uno de los educadores me dijo que él, que conoce el problema y la cárcel había sentido remordimiento viendo el programa hasta había llegado a sentirse mal porque me estuviera pasando esto. A otro funcionario de prisiones, viéndolo, se le habían saltado las lágrimas, y su mujer le había dicho que cómo siendo funcionario de prisiones no estaba inmunizado e insensibilizado, y él le contestó que hasta ese punto no lo podía estar y esperaba no estarlo nunca… Hoy he hablado con mi madre. El comentario que me ha hecho ella ha sido solo que estaba muy guapo, guapísimo”. Fue en aquella celda del penal del Dueso, mientras escuchaba las confesiones de Rafael Escobedo, donde tuve por primera vez la clara idea de hacer un programa de las cárceles dedicado exclusivamente a los presos. Tendrían que pasar, sin embargo, muchos años antes de que el proyecto de Cuerda de presos pudiera hacerse realidad en Antena 3. Han pasado los años, y me gustaría que se produjera el reencuentro. ¿Qué habrá sido de aquellos presos a los que entrevisté?
—Y, una vez muerto Escobedo, es cuando se produce el estallido.
—Tras la muerte de Rafi, la entrevista cobraba un interés especial, pues venía a ser su testamento y el anuncio de su muerte además de un documental excepcional. Cada palabra de Escobedo, cada gesto tenía otro sentido, otra dimensión. En TVE hubo movida. Los responsables del ente no se ponían de acuerdo sobre la conveniencia o no de que Escobedo volviese a hablar después del bombazo que había supuesto la noticia de su muerte. Finalmente, Pilar Miró decidió que la entrevista de Rafi se daba. Me llamó, preparé un nuevo montaje y me retiré del mundanal ruido para quedarme a solas con mis sentimientos. La muerte de Rafi había sido para mí un duro golpe. La reposición de la entrevista conmocionó al país. Supongo que batió los récords de audiencia, aunque, en aquellos momentos para mí la audiencia era lo de menos. Al día siguiente, en bares y tertulias no se hablaba de otro tema. Lo que quizás no habría logrado en su vida, la compasión del pueblo español, lo había logrado con su muerte.
—¿Alguna vez le acusaron de buitre?
—Sólo recuerdo que, una vez, cuando paseaba por la playa, se me acercó un paisano y me dijo: “¡Vaya éxito! ¡Anda que no has tenido suerte con que se te matara Escobedo!”. Me pareció de una crueldad extrema. Sin embargo, aquel bestia insensible se estaba anticipando a aquellos que consideran una suerte que alguien sufra o muera a ser posible cerca de una cámara para engordar la audiencia.
—Usted ha sido muy crítico con la televisión que se ha hecho en España, al menos, en los últimos veinte años.
“La televisión es una mina abandonada y saqueada”
—La televisión es una mina abandonada y saqueada. Nadie existe si no sale por la caja tonta. Los mercaderes y los políticos aprovechan el medio más poderoso de todos los tiempos para vender su mercancía. El morbo, la frivolidad, el sexo y el sentimentalismo barato y de lagrima fácil se han convertido en el único reclamo para atraer a la audiencia a la que se alaba alimentando sus mas bajos instintos. Todos buscan una primicia absurda porque, además, no hay primicia. Todos buscan la gran exclusiva que reviente los audímetros y le supongan el mayor pelotazo de su vida. Está llena de bufones millonarios. Los informativos parecen una crónica de sucesos y forman parte del espectáculo. Los debates son el grito, el golpe de efecto, las bromas de mal gusto, las descalificaciones los insultos y la más alta falta de ética elemental de respeto. Todo es fuego de artificio, pirotecnia, vacío intelectual y moral. El público aplaude a una orden del regidor. Es un circo donde no hay lugar para los sabios, los filósofos, los intelectuales, escritores, poetas y creadores. Los medios de comunicación y, especialmente, la televisión, pueden cambiar un país y una sociedad. La prueba es que lo han cambiado. Siempre he creído que la calidad y la popularidad no están reñidas. Por ejemplo, El Padrino. ¡La gente tiene mejor gusto de lo que piensan los directivos de las televisiones!
— Los índices de audiencia dicen lo contrario…
—Decía Lope de Vega: “Porque como las paga el vulgo es justo hablar en necio para darle gusto”. Y Oscar Wilde decía que siempre ha habido analfabetos pero que la cultura y la ignorancia siempre se había vivido con vergüenza. Nunca como ahora, la gente ha presumido de no haberse leído un solo libro en su puta vida; incluso, les gusta decirlo. También dijo Oscar Wilde a su amante, desde la cárcel de Reading: “A cada uno de nosotros estaba reservado su destino. A ti te ha tocado el de los placeres, las diversiones y la libertad; a mí el de la vergüenza publica, la reclusión en un calabozo, la miseria, la ruina y el desamor”. ¡Ah! La noticia mas importante del siglo pasado fue que la becaria Mónica Lewinsky había aprobado el examen “oral” en el despacho “oval”… En ese clima, propuse un programa entrevistando en la catedral de Sevilla a García Márquez, Octavio Paz, Vargas Llosa… En este desolador panorama, en este apocalipsis de la verdadera comunicación, también tuve la idea y el placer hace años de grabar una serie de televisión con Antonio Gala. Grabé Trece noches, un programa que se emitió en Andalucía con el que pretendíamos reivindicar la palabra, la sabiduría, frente a la superficialidad que inunda los medios. Una mesa, una luz azul, dos hombres, la noche y la palabra eran los únicos elementos. Ahí se quedaron las Trece noches, después no pude hacer las entrevistas concertadas a los escritores citados.
—Cambiemos de tercio, y hablemos de una faceta suya no del todo conocida: usted llevó a Paco de Lucía al Teatro Real.
—Sí, lo llevo al Teatro Real y me pregunta: “¿Quién hay en el público?”. Y le digo: “Esto no es un teatro donde hay agujeros y cosas de esas para mirar desde aquí al público, pero voy a dar una vuelta”. Entonces, doy una vuelta, llego a donde está Paco y me dice: “¿Qué has visto?”. “Pues he visto a todo Madrid, a Umbral, a los grandes, a Núria Espert…”. Y dice: “¿Pero has visto algún guitarrista?”. “Sí hombre, he visto a uno que te gusta mucho, a Manzanita, y también al Niño Ricardo”. “Pues ya sé para quién tocar en este concierto”. Y tiene casi el récord, junto a Von Karajan, de aplausos. Paco adelantó cien años a la guitarra. Era muy genial y tuve que convencer a todos los comentaristas que presentaban música de que él era tan grande como Jimi Hendrix, como Baden Powell, como Toquinho. Era un tío joven, con cara de torturado, uff… Me acuerdo de que una vez le pegaron en Madrid porque días antes habíamos estado haciéndole un especial para televisión. Y en el especial, hay un momento en el que yo le pregunto: “¿Qué es lo más importante a la hora de tocar la guitarra: la derecha o la izquierda?”. Dice: “Hombre, la izquierda marca lo que hay que hacer, y la derecha ejecuta”. Lo has clavao, eh. (risas) Y le dieron tela en Callao los de Fuerza Nueva. Y hubo un momento que le pregunto: “¿Cuál es la muerte más ridícula?”. Y dice: “Morir en una guerra”. “¿Por ejemplo?”. “¿La guerra de España, no?”. Y le dieron otra vez. Después, ya, claro, pasaron tantas cosas con él… Tenía mucho sentido de la creatividad. Cuando yo le hice la primera gira por los teatros de España, había vendido 500 discos en la Philips. Entonces, retiraron el disco. Y cuando hablé con el director general, Zúñiga, le dije que iba a hacer una gira por España, que luego lo iba a llevar al Teatro Real, y que por qué no relanzaba el disco. Y de ese disco ya creo que se han vendido 15 o 20 millones. (Piensa) A Paco de Lucía le gustaba mucho el Niño Miguel, un guitarrista gitano que tenía un compás extraordinario. Se interesaba por él, iba a verlo para saber de él, porque el Niño Miguel tomaba mucha droga, estuvo en un centro de desintoxicación, siguió tomando droga… y cada día perdía una cuerda de su guitarra. Yo una vez le vi tocando la guitarra con una sola cuerda. Y era tan brillante que, aun así, se le podía acompañar por bulerías.
—Oiga, ¿y de dónde salió El Beni de Cádiz?
—El Beni de Cádiz era un cantaor absolutamente genial. Fue amante de Ava Gardner, le dieron una paliza los guardaespaldas de Sinatra, tenía una historia tremenda. Recuerdo que una vez quedamos en Marbella para comer una paella, y me robaron 80.000 pesetas. Le pregunté al director del hotel si había alguna comisaría cerca, me dijo que sí, y fui con el Beni de Cádiz y con Picoco, que se dedicaba a organizar fiestas de flamencos. Le conté al comisario que me habían robado, y él me hizo la típica pregunta: “¿Usted tiene alguna sospecha?”. “Hombre —le respondí—, yo creo que ha sido uno de estos dos”. Y uno me dijo, delante del comisario: “¡Me cago en tu puta madre!» (risas). Una vez, Picoco organizó una fiesta flamenca en una casa-palacio que estaba en las proximidades de París. Los flamencos se retrasaron y, mientras, una señora le dijo: “Voy a enseñarle el palacio”. Y empezó: “Esto es una mesa Luis XIV, esto una silla de Luis XV…”. Entonces, saltó Picoco: “¡Coño, qué dos peaso de carpinteros!” (risas).
—La anécdota del Beni en la casa de Pemán es divertidísima.
—Sí. Se fue con el cojo Peroche a la casa de Pemán, y le dijo: “Mira, cojo: aquí nació el famoso escritor gaditano José María Pemán. ¿Qué pondrán, cojo, en mi casa cuando me muera?”. Y el cojo, cojeando, le respondió: “Se vende”. (Risas) El Beni era extraordinario. Una vez le pregunté: “¿Cuántos años tiene Cádiz?”. “¡Hombre —me dijo—, fíjate si Cádiz es antiguo, que no tiene ni ruinas!” (risas).
—¿Qué es para usted el Paraíso?
—¿Qué paraíso? ¿El paraíso comunista, el paraíso capitalista, el paraíso del amor…? Antonio Gala sitúa el paraíso en Andalucía. El Jardín de las Hespérides. Tartessos, que tenían las leyes en verso. Siete siglos estuvieron los árabes. Y antes, los romanos, que vinieron a Andalucía, y dieron dos grandes emperadores, Adriano y Trajano, ante quien muda se postró la tierra, según Rodrigo Caro.
—Le echamos de menos señor Quintero. ¿Ha pensado en volver?
—Volver por volver, por estar ahí, no tiene sentido. Sólo volvería para hacer las treinta entrevistas que me ayudaran a entender y explicar a mi audiencia los signos y los males de este tiempo: el desprestigio de la política, de los medios de comunicación, de la justicia, el poder ilimitado del dinero que todo lo compra, la mentira como sistema y forma de vida, la posverdad, la falsa información, la ambición depredadora del neoliberalismo y de los lobos de Wall Street, el resurgimiento del viejo fascismo nunca muerto, la sensación de que la Historia se puede repetir en cualquier momento, de que el mundo puede estallar, de que este caos no da más de sí. Para hablar de esas cosas necesitaría entrevistar a los que mueven el cotarro en la sombra, a los que frecuentan las alcantarillas del poder, a los que saben de los que se esconden debajo de la alfombra, lo que se cuece, lo que puede el dinero. Serían entrevistas a personajes de primera línea, los que todo el mundo querría entrevistar o casi nadie consigue entrevistar.
—¿Y qué les preguntaría?
“Lo importante es lo que se dice y cómo se dice, lo que se cuenta y cómo se cuenta. Lo importante es eso tan maltratado últimamente en los medios: la palabra”
—¿Qué podemos hacer con la epidemia de noticias falsas? ¿Ha vuelto Dios? ¿Se aproxima una nueva guerra mundial? ¿Qué civilización domina el mundo? ¿Occidente, China, el Islam? ¿Tendría Europa que abrir sus puertas a los inmigrantes? ¿Puede el nacionalismo resolver los problemas de la desigualdad y el cambio climático? ¿Qué debemos hacer con respecto al terrorismo? Son preguntas inspiradas en un libro de Yuval Noah Harari, 21 elecciones para el siglo XXI. Es una maravilla. Estoy enamorao de este tío desde que leí Sapiens: De animales a dioses. (Piensa) Estas entrevistas tendrían todas ellas categoría de acontecimiento, de exclusiva. Así sí volvería. Y volvería para ser yo sin escudarme en todo lo que he hecho o en las horas que tiene YouTube sin yo enterarme. La entrevista según Quintero. Como el Evangelio según San Mateo. Resaltando lo que se pregunta, cómo se pregunta, lo que se responde, los silencios cuando la respuesta impacta o no es suficiente. Lo importante es lo que se dice y cómo se dice, lo que se cuenta y cómo se cuenta. Lo importante es eso tan maltratado últimamente en los medios: la palabra.
—La teoría suena muy bien, pero, ¿piensa ponerla en práctica?
—En mi pueblo hicieron un edificio de tres plantas muy interesante. Un edificio que va a tener televisión, y ahí es donde yo voy a grabar. Va a tener escuela de comunicación, flamenco, médicos del alma, una serie de proyectos que tengo, que los haré desde este lugar. Es un centro cultural y de comunicación. Tiene emisora de radio, tiene biblioteca, tiene discoteca, bueno, el edificio es una cosa extraordinaria. Y ahí es donde he montado mi plató, rodeándome de todo lo que he hecho en mi vida, que, no sé, rondará por las 10.000 horas. Yo he hecho, aproximadamente, 5.000 entrevistas. Han sido 35 años y pico de preguntas y respuestas. A veces, cuando me siento aquí en este lugar, al lado de Punta Umbría, y de El Rompido, y frente a la Flecha del mar, la verdad es que me siento muy bien y se me ocurren muchas cosas.
—No sabe cómo me alegra escuchar eso. Yo venía en plan Abraham, que, antes de que Dios destruyera Sodoma, empezó: “Si hay 50 justos, ¿destruirías la ciudad? ¿Y si hubiera 20? ¿Y si hubiera tal…?”. Mi pregunta era: “¿Volvería por esos 50 justos?”.
—(Risas) Mi madre era una cristiana de la que se hubieran comido los leones en Roma. Para empezar, mi padre, que era electricista, se llamaba José; mi madre, María, y yo, Jesús. Yo no sé hasta qué punto el nombre que tú y yo tenemos… Creo que en Inglaterra está prohibido…
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